sábado, 30 de noviembre de 2013

3ª Cena de Acoger y Compartir

 Acoger y Compartir (www.acogerycompartir.org)  es una pequeña ONG fundada por sacerdotes redentoristas uno de ellos, el P. Alberto de Mingo presidente y fundador de la misma, nos acompañó ayer.

  Ay C intenta ayudar a los más desfavorecidos de cualquier parte del mundo (Haití, Níger, Burkina Faso, etc)  en concreto en Haití lleva unos 20 años ,fue además la primera ONG española en ese país y nosotros (un grupo de amigos de Zaragoza) colaboramos con ellos desde hace tres años organizando una cena solidaria en el Gran Hotel ( ¡qué haríamos sin la ayuda inestimable de Patricia Val, su excelente directora!), una cena donde recaudamos fondos para intentar ayudar a paliar un poco el drama que se vive en ese querido país centro americano.

  El primer año logramos construir un pequeño dispensario médico y las religiosas que lo gestionan decidieron en agradecimiento que una de las salas (la de partos) se llamase "Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza". El segundo año colaboramos en la construcción de unas letrinas y en las escolarización de 300 niños en el colegio de Fonfredè, al sur de Haití y este tercer año hemos y estamos colaborando en la escolarización y alimentación (a veces solo pueden comer en el colegio) de los 300 niños del año pasado.

 Todos los años tenemos mucha gente que ,desinteresadamente, nos ayuda y colabora con nosotros. Siempre hemos contado con amigos que nos han obsequiado con su arte (cantando, tocando o bailando) y este año no podía ser menos y han acudido a nuestra llamada: El coro de Carmelitas , un estupendo coro muy conocido en Zaragoza y ganador de múltiples premios y la Agrupación Folclórica Virgen del Camino de Alagón con su rondalla y la sorpresa del canto de una preciosa jota por parte de Hugo Sanz García, una joven promesa de solo 9 años  pero que canta como los ángeles. Además de Mª José Segura y Francesc Tamarite como fantásticos presentadores y animadores de la velada.

 Tuvimos 100 patrocinadores (más del doble que el año pasado) que nos llenaros de regalos y sorpresas para ayudarnos a conseguir ese dinero tan importante por lo que nos habíamos reunido.

 La verdad es que fue un éxito de gente, alegría y cooperación. Tuvimos mucha gente que se apuntó como socio ( lo cual siempre es de agradecer y más en está época de crisis) y logramos el fin que perseguíamos: ESCOLARIZAR A 300 NIÑOS HAITIANOS. Somos conscientes que con la educación se puede sacar a la gente del hambre y la miseria.

 Desde Zaragoza y desde nuestro corazón MUCHAS MUCHAS MUCHAS GRACIAS a todos.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Lecciónes de vida

 Ayer (15.11.13) publicaba La Razón un artículo sobre un nuevo hito médico (¡otro más!), esta vez en Hungría. Habían logrado que naciese un niño tras 90, noventa, días de muerte cerebral de la madre.
 Una joven de 31 años embarazada de 15 semanas,  tiene un derrame cerebral, es operada de urgencia y se declara su muerte cerebral. En ese momento la familia y el personal médico de la Universidad de Debrecen deciden mantener viva a la madre, con ventilación asistida e intentando por todos los medios darle una oportunidad a ese pequeño para que pueda vivir.
  La paciente tiene una sepsis ( una infección generalizada, ya de por sí muy peligrosa en un paciente sano) y a pesar de ella los médicos logran llevar el embarazo hasta la semana 27 de vida (el embarazo suele durar 40 semanas) y a un peso de 1420 grs.
  Ayer día 15 de noviembre (tendría 37 semanas de embarazo si las cosas hubiesen ido como suelen ser) el niño se encontraba en su casa y bien. Además la familia donó los órganos de la madre para sí salvar a otras vidas ( en concreto el corazón , el hígado, los riñones y el páncreas).

 Este caso me ha hecho recordar alguno de mi vida profesional que quiero compartir:

 Hace ya muchos años tuve la suerte de presenciar, compartir y participar con un caso similar: Una mujer con un cáncer de mama muy avanzado ,un estadio IV con metástasis generalizadas, en pleno tratamiento con quimioterapia se quedó embarazada. Nadie sabía explicar cómo, pero se quedó embarazada. Algunos médicos de mi hospital le dijeron que tenía que abortar, que no vivirían ni ella ni su hijo, que tendría malformaciones severas (era el año 1986) pero... la madre decidió seguir adelante con su embarazo (tenía otros tres hijos y un marido policía recuerdo) y ... TUVO A SU HIJO a pesar de todas nuestras predicciones y augurios, no solo lo tuvo es que tres años después llevó al niño a la guardería del hospital (yo estaba haciendo mi residencia en Argentina y en el Hospital Rivadavia había una guardería dentro de su precioso jardín) y a los pocos días la madre falleció ( sola sin "ayuda" de nadie) un poco antes fue a ver al equipo de patología mamaria (donde yo estaba) a despedirse de todos y decirnos un increíble "¡Vieron! , deje al niño con la maestra del jardín de infantes" ( así llaman en Argentina a la guardería).

También en el viejo Hospital Rivadavia participé de otra gran lección de vida; una paciente paraguaya tenía tres tipos de cánceres distintos (uno de ellos de cuello uterino que le afectaba a sus uréteres por lo invadida que estaba por el tumor) , en una ocasión se planteó la conveniencia de sedar a la paciente y ponerle un cóctel endovenoso para "ayudarla a morir", el médico responsable de ella era yo y me negué, le dije al Jefe de Servicio (el Dr. Gurucharri) que yo no dejaría a nadie la posibilidad de poder rezar una última oración a Dios, Alá, Jehová o a quien quisiese y que no le ponía el famoso gotero. El Profesor me dijo que me encargaría yo personalmente de la paciente y cuando viese los terribles dolores que tendría "Ud. vendrá a pedirme el cóctel", pasaron 6 meses (incluso celebramos su cumpleaños con globos en la habitación y le pusimos "Ipanenta sanesantoara" en guaraní que era como un ¡Feliz cumpleaños!) cuando apareció un día un hijo de la paciente que venía de Asunción del Paraguay para ver a su madre, había ahorrado durante esos seis meses trabajando de zapatero remendón para poder viajar hasta Buenos Aires. Visitó a su madre y a las horas me pidió que entrase a la habitación que su madre quería hablar conmigo, entré y me dijo con su dulce acento paraguayo: "Doctorcito, ya puedo morirme en paz porque he podido ver a mi hijo. Gracias" y a la mañana siguiente apareció dormida en su habitación, en paz y tranquila.
 El Profesor Gurucharri en la reunión del servicio, "el ateneo", presentó el caso ante todo el servicio y públicamente me agradeció el que hubiese acompañado a esa paciente los seis últimos meses de su vida.

   Estos casos nos debería servir a los médicos para replantearnos muchas cosas. ¡Cuántas veces hemos dado un diagnóstico y un pronóstico a la ligera! (no sobrevivirá, o se morirá en seguida o debe abortar porque no es viable o ...). ¡Qué grande es el pecado de la soberbia ! y ¡qué fácilmente caemos todos en ella!.

 Los médicos trabajamos con la VIDA, tenemos la suerte y el privilegio de acompañar y ayudar a muchos que confían (y se fían) de nosotros, tenemos la enorme responsabilidad de no caer en la soberbia de creernos dueños de la vida de los demás ( no somos dueños ni de nuestra propia vida). ¡Cuánto bien podemos hacer solamente estando, acompañando, consolando o aliviando a un paciente o a sus familiares!. ¡Cuántas veces hemos visto casos como los tres que hoy presento !.

 Continuamente nos sorprendemos con noticias como las de la mujer que después de 20 días apareció viva debajo de la fabrica textil de la India, o ahora con la tragedia del tifón de Filipinas gente que sobrevive y se aferra a la vida y vence.

 Quizá no sirva para nada mi comentario en el blog, pero quizá puedan ayudar a alguien, o replanteen a alguno la conveniencia de darle o no "un empujoncito" a aquel que se esta yendo. ¿Quiénes somos nosotros para decidir cuándo y quien se tiene que ir de este mundo? ya hubo un grupo de locos que lo decidieron y así nos fue  (Hitler, Stalin, los jemeres rojos, y tantos otros).

 Las pacientes del Rivadavia me enseñaron mucho, muchísimo en mi actividad vital y profesional, yo era un residente de ginecología que se quería comer el mundo y nunca estaré lo suficientemente agradecido a ellas y al Profesor Gurucharri.